El Ayuntamiento de Arnuero ha vuelto a lograr este año el
distintivo Sendero Azul Educativo de
la Fundación ADEAC, con el sendero de los “Acantilados de Quejo” que recorre desde la playa de El Sable, en Quejo, a La Arena, en Isla.
La Fundación ADEAC ha desarrollado un proyecto
informativo que incluye un apartado especial en la web ‘www.senderosazules.org’
y lo más importante una aplicación QR para dispositivos móviles que los
usuarios del sendero se pueden descargar para informarse de lo más interesante
del itinerario.
El
sendero, de algo más de 4 kilómetros de distancia, forma parte de la red de caminos
del Ecoparque de Trasmiera y comienza en las playas
de Quejo, discurre por pastizales, por la parte superior de los acantilados,
junto a zonas de pradería y bosques de encinas y finaliza en la playa de La
Arena.
El Cabo Quejo es el saliente
más norteño del litoral cántabro después del cercano Cabo de Ajo, y en él se
instalan colonias de aves marinas, entre las que destacan el paiño europeo y el
cormorán moñudo, y aves rapaces como el halcón peregrino, milano y gavilán.
Hay que destacar también, el
encinar asociado a la playa de La Arena, encinar relicto propio de una época
climática caliente, donde tiene presencia el laurel, madroño y aladierno. En su
interior encuentra refugio fauna de lo más variada, como la musaraña, garduña,
gineta, la víbora de Seoane, erizo, comadreja, armiño, zorro, autillo, pito
real, mirlo, lución, lagarto verde y el tritón.
Los acantilados son un lugar
donde diversas especies de aves marinas y rapaces nidifican, sobre todo en la
zona conocida como Punta Cueva Colina. De hecho, en dicha zona se localiza un
observatorio de aves de titularidad municipal y un lavadero en desuso, de alto
valor etnográfico. Desde esta atalaya privilegiada, se puede observar el paso
migratorio de aves marinas y de grandes cetáceos. El observatorio funciona
además como centro de interpretación, al tener una pequeña guía de las aves
marinas cuyo avistamiento es más que probable en la zona.
Además está documentada la
existencia de edificaciones vinculadas a la caza de ballenas, como La Atalaya
en lo alto del Cabo de Quejo, desde donde se divisaba el paso de ballenas y,
mediante señales de humo, se avisaba a los marineros de su presencia en la
costa para salir a su captura.
Por otro lado, existió la
Casa de las Ballenas, que fue propiedad del concejo de Isla, y sirvió para
administrar la pesca de ballenas, en cuyo beneficio intervenía una parte
importante de sus habitantes. Hoy en día se puede visitar la ermita de San
Sebastián, punto de obligada de parada para quienes peregrinaban a Santiago de
Compostela por el denominado Camino del Norte; las cetáreas naturales:
aprovechando oquedades naturales existentes en las rocas, han sido utilizadas
desde hace años como viveros de langostas y otros crustáceos, y la fuente y el
lavadero ubicados en los Corporales y la Cueva de la Xana, muy próxima al sendero,
sin habilitar para la visita del público y donde se descubrieron restos humanos
que fueron trasladados al Museo de Prehistoria de Santander.
La senda es practicable para
bicicletas de montaña, si bien por la propia orografía del terreno, el ciclista
tendrá que hacer frente a fuertes rampas.
Este
sendero ha servido para desarrollar el Proyecto Arena, consistente en unidades
didácticas del medio natural que se utilizó de material curricular de los
centros de enseñanza tanto en las unidades docentes impartidas en los colegios
como en la visita al territorio.
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